Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

29 julio 2011

Yo también quiero...

Robertson AlvaradoPromotor de lecturaHospital Méderi


El programa ha despertado un interés por compartir lecturas y conversaciones con los pacientes. Así pues, muchos acompañantes y colaboradores, nos han solicitado ser voluntarios del programa leyéndole a nuestros pacientes.



Una señora se me acercó al terminar la jornada en el hospital y me dijo: “¿Usted es de los libros?”, a lo cual respondí afirmativamente. Ella me comentó que me había estado buscando, que no tenía plata para comprar libros, pero que  le gustaba leer mucho. Así que me hizo la propuesta de trabajar como voluntaria para leerles a los pacientes y así también aprovechaba y leía ella. Después le di la información de la página, correo electrónico y la motive a que escribiera.

Así mismo, Don Uriel, el director de seguridad de HUBU, me dijo que a él le gusta leer mucho y que se ofrecía para ir a leerles un día a los pacientes, ya que le parecía una experiencia  muy gratificante.

22 julio 2011

La lectura refresca...

Robertson AlvaradoPromotor de LecturaHospital Universitario Barrios Unidos



“… En los momentos en que nos abandonan las fuerzas y la energía escasea poco a poco, se acerca a uno un buen samaritano o un ángel, en esos  días en que la jornada en el hospital se hace más extensa -pero no menos  gratificante- realizando lecturas en voz alta de libros tan maravillosos e interesantes, que se encuentran en la colección…”


Al finalizar la jornada entre historias, fantasías, consejos prácticos y un sin número de historias termino agotado; y entonces, retomando mi escrito inicial, aparece Doña “Clara”, quien acompaña día a día, a Don “Juan”, uno de los pacientes. Ella trae un sus manos un recipiente que contiene un liquido valioso y regenerador: jugo. Me dice¨Toma, por que sé que hoy te tocó duro leyendo. Pero es muy valioso lo que haces por los pacientes: darle una opción diferente de pasar el tiempo en el hospital¨ a lo cual le respondí “Muchísimas gracias.




17 julio 2011

Las coplas del recuerdo y de la risa


Hospital Universitario Mayor
Promotora: Margoire Pacheco

La tarde del 28 de junio, realice recorrido por el 8 piso, en una habitación en la que presente el programa, se encontraban 5 personas, dos pacientes y tres acompañantes, ellos estaban conversando, cuando les conté sobre el programa y les pregunte si querían leer algo o que les leyera don "Justino", uno de los pacientes contesto que no, pero la familiar que si.

Entonces tome el Coplerio Colombiano y les empecé a leer coplas, mientras lo hacía, note que don "Justino", aunque parecía estar dormido, se reía y hacía comentarios sobre las coplas, continúe leyéndoles, y estaban muy a gusto, se reían y hacían comentarios, cuando en un momento don "Justino" dijo que al parecer había mojado la cama, la acompañante le dijo que lo iban a "regañar", que porque no había avisado y él dijo que le había dado pena conmigo, entonces le dije que no tenia porque darle pena, que igual yo iba a seguir el recorrido y más tarde pasaba.

Me despedí con una sonrisa, y cuando volví mas tarde me preguntaron entre risas, ¿ cómo le fue con los libros, si “vendió” muchos? …aun me pregunto, si sería que don "Justino" de reírse creyó haberse mojado…quizas cuando lei la copla  "Cuando dijiste que no me querias, hasta el perro de la casa me miraba y se reia" pero bueno, fue una linda experiencia el compartir una lectura y sentir que por un rato todos nos olvidamos del lugar donde estábamos y nos transportamos con las palabras a las realidades con rima.

El amor y el interés
se fueron al campo un día
y más pudo el interés
que el amor que te tenía

15 julio 2011

Rubén Darío y la Señora "Elena"


Hospital Universitario Mayor
Promotor de lectura: Andrés Monroy

El lunes conocí a la Señora "Elena" . Ese día leí a petición de ella el poema de Rubén Darío “Margarita”. La Señora "Elena" es una mujer pequeña, de cabello corto y de gafas grandes y gruesos lentes que siempre está acompañada por una de sus hijas. Le encanta escuchar poesía, y recita poemas que aprendió de su época de estudiante de primaria cuando leía y memorizaba el popular texto escolar “La alegría de leer”. 

El viernes fue muy especial cuando al llegar a la habitación encontré a la Señora "Elena" acompañada nuevamente por su hija. La expresión de la Señora "Elena" hizo que las sabanas brillaran más de lo que estaban y me saludo con un “Quiero leer otro libro de Rubén Darío”. 

Desafortunadamente no tenía más libros de este poeta  nicaragüense, por lo cual le propuse otros poetas que tiene la colección de Leer Para Sanar, y la Señora "Elena" se decidió por una antología de tres grandes poetas españoles: Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca. Al escuchar cada poema, la sonrisa y la mirada de la Señora "Elena" mostraba tal gozo que por un momento sentí que estaba en una antigua aula leyendo en voz alta para un auditorio de niños emocionados por la poesía. La Señora "Elena" logró en esa mañana transportarme a su recuerdo de infancia y por un instante yo también experimenté de “La alegría de leer”. 


10 julio 2011

"Marcelino" y las liebres color avellana


Hospital Universitario Mayor
Promotor de lectura: Andrés Monroy

El jueves me encontré una bonita sorpresa, cuando al entrar a una de las habitaciones del quinto piso encontré a "Joaquina" con su pequeño bebé de dos días de nacido. 

Como estaba en la ronda de préstamo de libros para la lectura personal de los pacientes, "Joaquina" expresó su deseo por leer un cuento a "Marcelino". Sin embargo al pasar dos horas después a recoger el libro, "Joaquina" me contó que no había tenido tiempo de leer ya que "Marcelino" había estado muy inquieto y triste. 

En ese momento se encontraban acompañados por "Gregorio", su esposo, que cargaba y consentía a "Marcelino". Yo recogí el libro y les comenté que no había ningún problema y salí de la habitación, sin embargo algo en mi interior hizo que desandará los pasos y les preguntará si querían que les leyera un cuento a los tres. 

"Gregorio" miró a Jessica que acostada en la cama dio su permiso para hacer la lectura en voz alta del libro más “pequeño” de la colección de Leer Para Sanar. Entré con “Adivina cuanto te quiero” un libro de medio metro de alto y me entregué a compartir las palabras de Sam McBratney y las ilustraciones de Anita Jeram. 

Fue muy divertido realizar pausas para hacerles preguntas de predicción a "Joaquina" y a "Gregorio" de lo que seguiría en la historia de las liebres color avellana, algunas veces acertaban, y otras se reían cuando pasaba algo diferente. Durante todo el tiempo "Marcelino" estuvo quieto mirando a su papá, que hablaba y observaba con atención el libro. 

De alguna manera "Marcelino" realizó dos lecturas esa mañana, la primera fue la que escuchó por mi voz y la segunda, y más importante, fue la que hizo del rostro y voz de su padre. Al terminar la lectura me despedí de la familia y les expresé la emoción que sentía al tener el privilegio de ser la primera persona que le leía a "Marcelino" gracias al programa Leer Para Sanar.

Adivina cuánto te quiero / Sam McBratney 
 traducido por Esther Rubio ; ilustrado por Anita Jeram. 
 Madrid : Kókinos, 2008.

08 julio 2011

"Yo lo vengo a visitar..."

Robertson Alvarado (promotor de lectura)
Hospital Universitario Barrios Unidos


Don "Gregorio", un abuelo, me dijo que un servicio de lectura no era adecuado para un hospital, pues ese espacio era para sentirse enfermo y un libro no era la cura… yo le propuse a lectura como una actividad alternativa, como “una opción para vivir de manera diferente y -quizás- desvanecer un poco esa realidad” con lo que el paciente se mostró mucho más receptivo.

Después de un rato de conversación, Don "Gregorio", menos prevenido, se mostró interesado en leer el libro Catastrófico clima

Posteriormente conversamos acerca de los rayos “uno nunca debe estar en el lugar donde ha caído un rayo… los rayos sí pueden caer dos veces en la misma parte” este y otros consejos me legó desde sus años de experiencia.

Finalmente, el abuelo me dijo: “No me vaya a leer más por ahora por que hoy me dan salida, más bien yo lo vengo a visitar”… efectivamente, Don "Gregorio" regresó al otro día a buscarme para conversar de libros y otros temas en el Hospital.

Ganeri, Anita
Catastrófico clima / Anita Ganeri ; ilustrado por Mike Phillips ; traducido por Belén Cabal     
    Anita Ganeri. – Barcelona : RBA, 2008.

03 julio 2011

Bonito debo hacer!


Hospital Universitario Mayor
Piso: 7
Promotora: Margoire Pacheco

El 23 de junio, recorriendo el 7 piso, al entrar a una de las habitaciones, vi a don "Arturo", le presenté el programa y le pregunte si deseaba leer algo. Él tenía una máscara de oxígeno y no le entendía muy bien lo que decía: hablaba y miraba hacia varios lados. Le ofrecí los géneros literarios que tenía y me dijo que un poema, le pregunté: ¿Desea leerlo usted o se leo yo?, pero me respondió que se lo prestara, que él lo leía. Cuando fui a entregarle el libro, noté que tenía las manos atadas a la cama, por lo que le dije,  “Don "Arturo", mejor le leo yo ahorita  y más tarde le prestó el libro, le parece?” respondió que bueno, entonces comencé a leerle unos poemas. 

Al principio don "Arturo" no paraba de hablar, pero mientras le leía, se iba calmando. Al final quedó en silencio y mirando hacia la ventana. Cuando terminé le dije que iba a seguir el recorrido y que más tarde volvía a leerle si quería, me despedí y seguí con el recorrido. Al terminar la jornada volví de nuevo al cuarto de don "Arturo" quien seguía hablando solo. 

Le pregunté si quería que le leyera más, me dijo: “Sí, bueno, otro poema”, pero que llamara a una señora que creo que su nombre era Martha, y le dijera que él se tenía que ir ya, que no quería estar mas allá, que le soltara mas manos, a lo que le respondí que no lo podía soltar porque me regañaban, y que esperara a los doctores que ya estaban pasando por las habitaciones, me dijo que no, que nadie iba a ir, que le llamara a la persona que él quería, le dije “vamos a hacer una cosa, le leo mientras espera a que lleguen”, dijo que bueno, le leí una historia de aventuras, contada con adivinanzas, escuchaba, al parecer atento y por momentos se reía, al final me despedí y salí del cuarto, con la satisfacción de sentir que le había colaborado en algo a don "Arturo", para que  por un momento su mente saliera de la realidad y tuviera un rato diferente, dejándose llevar por una historia en poesía, que tuviera un rato bonito...y mas me alegra sentir que contribuyo haciendo algo bonito.......pues "bonito debes pensar, luego, bonito debes hablar ahora, ya mismo bonito debes empezar a hacer" Hugo Jamioy Juagibioy.

02 julio 2011

Una nueva lectura, un nuevo hallazgo

Hospital Universitario Mayor
Promotor de lectura: Andrés Monroy
  


Es difícil conocer con exactitud los 400 títulos que tiene el programa de Leer Para Sanar, por lo que siempre hay una oportunidad de disfrutar al lado de los pacientes de una nueva experiencia literaria.

Doña "Eva"  y Doña "Ana María", dos abuelas hospitalizadas y compañeras de habitación, fueron las directas responsables de una nueva aventura, ya que quisieron compartir de una lectura en voz alta al lado de "Andrés" (nieto de Doña "Ana María") y de "Carmen" (nuera de Doña "Eva María"). El cuento que escogieron para entretenerse esa mañana fue “La colcha de la abuela”.

Confieso que el libro me conmovió profundamente, por el manejo que le dan a una de las historias más tristes que se viven en Estados Unidos, el momento en el que los adultos mayores son llevados a los ancianatos para que terminen la última parte de su vida lejos del hogar en el pasaron la mayor parte de su existencia. La historia tiene un final relativamente feliz, en el que muestra la adaptación de la abuela gracias a la compañía frecuente de su nieta, quién decide hacerle una colcha de regalo muy especial que ayuda a resignificar la vida de la abuela.

En lo más interesante de la historia, la enfermera Martha Cárdenas llegó a realizar alguna actividad de rutina, y me dijo mirando a las pacientes: “Hola profe, ¿Cómo va? ¿Si le esta poniendo cuidado?” Esta pregunta nos sacó una carcajada a todos, y nos dejó en el ambiente una pizca de humor que se mezcló con la lectura del cuento y la hizo más dulce.
Por eso, va a ser muy difícil recordar este libro de “La colcha de la abuela” sin relacionarlo con tan hermosas personas que puedo conocer gracias a Leer Para Sanar.



01 julio 2011

Versos que ayudan en el trabajo

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy 


Leer Para Sanar es un programa que fue creado para brindar un espacio de esparcimiento a los pacientes y acompañantes del Hospital Universitario Mayor. Sin embargo a lo largo de estos seis primeros meses, he podido encontrar por mi camino, a muchos otros indirectos beneficiarios de la literatura. 

Ese fue el caso de Claudia Díaz y Nancy Ruiz, dos colaboradoras de Méderi, que nos ayudan a mantener limpio y hermoso el hospital, que al ver el carro portalibros a la distancia me preguntaron de una forma traviesa por el señor Pablo Neruda. Cuando les conté un poco quien era este escritor, se rieron porque era uno de los libros que ellas habían observado en el carro. Cuando les pregunté si querían que les leyera en voz alta uno de los poemas de Neruda, contestaron de inmediato con un “sí”. Les leí el poema número 15 del conocido libro “20 poemas de amor y una canción desesperada”.


Al terminar la lectura las dos compañeras estaban muy sorprendidas y Claudia expresó:
“Esos versos me ayudan en mi trabajo. Porque la lectura me hace feliz y me quita el estrés”. Esta misma idea es la que me acompaña desde que soy un niño, y por la que realizó todos los días mi trabajo con la mayor dedicación y amor, por que estoy convencido del apoyo que tiene la lectura en todas las dimensiones de mi vida.

15
Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 

Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía. 

Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
Déjame que me calle con el silencio tuyo. 

Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Un hombre como él...


Hospital Universitario Mayor
Promotor de lectura: Andrés Monroy


Don "Lorenzo" se encontraba en su habitación mirando los cerros de Bogotá por la ventana de la habitación. Al escuchar la oportunidad de poder disfrutar de un libro de Leer Para Sanar escogió muy animado la biografía de Gandhi publicada por Tecolote.


Más tarde al pasar a recoger el libro Don "Lorenzo" estaba sentado en su cama y me contó que la vida de Gandhi le había dado mucho ejemplo porque “Con la violencia no se consigue nada, solo con el conocimiento podemos vivir bien” y reflexionó por un momento como necesita nuestro país de este tipo de manifestaciones por la paz. Al final, al despedirme de Don "Lorenzo", felicitó al programa de Leer Para Sanar porque “uno se distrae mucho con la lectura”.