Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

14 abril 2015



El Andante o biblioteca sobre cuatro ruedas

Por: Yomar  Rodriguez

Promotora de lectura Programa Leer para Sanar






                                     Stop. ¿La vida se detuvo o fue el automóvil?
Carlos Drummond de Andrade

Según la  primera definición del diccionario de la real academia, la palabra carro proviene (Del lat. carrus, y este del galo carros): m. Carruaje de dos ruedas, con lanza o varas para enganchar el tiro, y cuya armazón consiste en un bastidor con listones o cuerdas para sostener la carga, y varales o tablas en los costados, y a veces en los frentes, para sujetarla. Esta explicación nos remonta a una imagen tan clara en nuestro imaginario, que quizás sobra corroborarla; sin embargo cuando nos hablan de un carro que avanza por los pasillos de un  hospital, imaginamos un armazón rodante que cumple una determinada función médica. Del que hablo hoy, es un  carro andariego y un espectador; circunda las alas norte y sur de Méderi el Hospital que acoge al Programa Leer Para Sanar, distintos pisos que se convierten en rutas amigas, donde con asombro se percibe un cambio y una bienvenida. Nuestro vehículo es una pequeña biblioteca sus lanzas principales son las hojas llenas de letras que conforman un deseo: ser leídas.  Cada día nuestro carro de palabras es arreglado y engallado con grandes títulos y autores que como Saramago, García Márquez, Silva, Cortázar  saludan entusiastas y decididos desde su salida del nicho biblioteca, pasando un breve  recorrido por el ascensor, hasta su llegada al piso de trabajo, nuestro carro es una herramienta valiosa, nuestra rostro y medio  de llegada. Lo manejamos con la licencia lectora y de servicio promotor nos permitimos abrirnos camino entre enfermedades y patologías avanzamos con la gasolina  diaria de creer, un valor agregados y sin sobrecostos monetarios, es liviana y gratis; avanzamos diariamente un kilometraje que se mide con Gratitudometro,  y nos sentimos llegar lejos donde quizás pocos ven la cima, allí llegamos con la voluntad  del viajero y el labrador  que busca tras su paso no solo observar árboles si no saborear sus frutos.

Es cierto que nuestro carro tiene una definición simple a ojo del que no lo conoce; pero solo verlo es leerlo, detallar con sorpresa el encuentro de la literatura sobre cuatro ruedas en un ambiente hospitalario y con el profundo eco de una página  que pasa en medio de la barahúnda y el silencio de muchos sentimientos que se acogen allí.