Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

14 octubre 2011

Rompiendo la rutina


Robertson Alvarado

En ocasiones, el ambiente en el hospital se siente pesado: hay mucho correcorre, enfermeros afanados por aquí y por allá, medicamentos, personas tristes, pensativas, son cosas normales para un día de trabajo. Ahí llegó yo con mi carro portalibros, dando mi mejor capacidad de servicio, colaboración y amor. 


Comienza mi labor:  “Buenas tardes mi nombre es Robertson Alvarado, soy promotor de lectura del programar Leer para…” entonces soy interrumpido por Doña Ana: “Buenas! Menos mal que llegó el programa de Leer sin pagar, y que a la vez sana” jajaja, todas las personas que nos encontrábamos en esa habitación, soltamos la risa y rompimos con ese ambiente tan tenso.


 “¿Qué me trajo esta vez para leer?” Entonces aprovechando que estábamos muy contentos y de buen humor, leímos algunos apartes del libro “No se aburra” que trae chistes, adivinanzas, trabalenguas etc. En todo momento en que iba narrando el libro solo se escuchaban carcajadas en la habitación, cuando termine me dieron las gracias, les preste libros y continúe mi labor, para llenar de alegría otra habitación.





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