Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

28 octubre 2012

Sofí "La alumna consentida"

Hospital Universitario Barrios Unidos

Promotor de lectura: Leidy Muñoz

Sofía es una mujer muy sonriente y activa no ve bien a razón de la diabetes, pero le gusta ver los dibujos de los libros mientras le leo, pero este día la encontré decaída y algo triste, le deje el libro de “Perros y Gatos” para que lo ojeara mientras yo terminaba de saludar a los demás pacientes, cuando volví ella solo quería descansar. 

Sin embargo le deje el libro para que lo tomara cuando lo deseara. Un poco más tarde la familiar María, otra paciente compañera de habitación de Sofí me pidió que me acercara, cual fue mi sorpresa cuando vi a María sentada en una silla al lado de la cama de Sofí leyéndole y Sofí feliz mirando los gatos. Las otras dos compañeras de habitación bautizaron a María como “La profe” y a Sofí como “La alumna consentida”.

05 octubre 2012

Lectura en braille

Hospital Universitario Barrios Unidos

Promotor de lectura: Leidy Muñoz


Al iniciar la mañana del martes 28 de agosto, ingrese a las habitaciones para saludar y dar a conocer el programa, Cecilia me recibió con una gran sonrisa y me comento que le gustaban leer, en especial las leyendas pero existía un inconveniente, no habían libros en braille. Sin embargo con lectura en voz alta Cecilia y su compañera de habitación conocieron algunas de las leyendas que contienen los libros del programa. 

Al día siguiente le lleve a Cecilia algunos libros en Braille que me prestaron en el centro de documentación en Fundalectura, y en esta ocasión y por transcurso del resto de la semana fue Cecilia la que nos deleito, a mi y a sus compañeras de habitación, María y Mariela, con la lectura en voz alta, la cual se complementada con la descripción que ellas hacían de los dibujos que contenían los libros.


28 septiembre 2012

En Méderi todos leen

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy




A los colaboradores de Méderi les encanta acercarse todos los días para disfrutar de la lectura. Algunos son amigos frecuentes, como José y Beatriz, que trabajan como Ángeles Custodios, y que aprovechan todos los meses del programa Libro al viento, de la Secretaria de Educación y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá. La oferta de libros que se publican en este programa es tan amplía que hay para todos los gustos.

El viernes, por ejemplo me encontré a José de camino a la unidad de Cuidados Coronarios, y me contó que le había gustado “Cartilla Moral” del escritor mexicano Alfonso Reyes, porque “son una serie de ensayos, muy interesantes, con citas de diversos autores”.

Por otro lado, a algunas colaboradoras les gusta que les lean en voz alta, en un minuto de pausa durante su trabajo. Fue así como un día mientras pasaba con el carro portalibros escuché “A mi me gustaría poder leer”, que expresó doña Marlen, quien trabaja en la importante labor de mantener limpia cada habitación, baño y pasillo del hospital. 

No pude evitar detenerme e invitarla a ella y a su compañera, doña Isabel, para disfrutar del  cuento “La piedra” de León Tolstoi, que se encuentra en la antología “Fabulas y moralejas”. La lectura fue muy breve, pero nos dio pie para intercambiar ideas, preguntas, y lo más importante, para estrechar lazos laborales, y acercarnos en el amor por los libros.



21 septiembre 2012

Encuentro de un libro anhelado


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


Siempre hay una historia que quisimos leer. A veces la buscamos sin resultado, y en el momento menos pensado, aparece para acompañarnos y habitar en nuestro corazón.


Don Antonio, siempre quiso leer el primer discurso de Gabriel García Márquez, y su deseo se realizó en el Hospital Universitario Mayor de Méderi, mientras se recuperaba en el quinto piso. 

Don Antonio leyó “Yo no vine a decir un discurso”. Al final de la tarde expresó agradecido: “Me deleite mucho al leer este libro”.  Estas son las palabras de un lector que valora el hallazgo de un tesoro.

 Tomada de www.elresumen.com

Un viaje papero en el hospital


Promotor de Lectura: Neidy Torres

Hospital Universitario Mayor

¿Quién dijo Kartofel?

Un recorrido por la papa sus curiosidades e historia es lo que nos muestra este grandioso libro que además de entretener enseña sobre un alimento más que emblemático de nuestra tierra y aprender sobre ella es un viaje a nuestras raíces, nuestros campesinos y nuestros hábitos alimenticios,  ya que si con el arroz hay comida, con la papa uno queda lleno, y esta al igual que el arroz no puede faltar en la mesa de- por lo menos-un colombiano de la región Andina.

A estas y otras reflexiones llegamos con la señora Rubertina acompañante del paciente de uno de los pacientes del octavo piso, quien además de los curiosos datos empezó a recordar su infancia campesina en Boyacá donde la pobreza y el hambre agobiaban, contaba que en sus tiempos el cultivo de papa no era tan abundante y se demoraba muchísimo por las plagas ya que el único abono era el natural, la boñiga de las ovejas, y no era tan efectivo; por tal motivo dentro de su menú de alimentos le toco incluir una especie de papa silvestre que crecía a orillas de la quebrada que quedaba cerca de su casa, la cual era muy picante y ¡AMARGA! Y con la cual a veces se hacían triquiñuelas con sus amigos, la cual le llamaban Chavas o Libias, esta papa chiquita y rojita, era la que mermaba el hambre en tiempos difíciles; hasta que por fin llego el abono “más o menos para el 45”-contaba ella-, un abono Blanco el cual ayudo a mantener las cosechas y disminuir el hambre en su vereda y su familia.

Fue de este modo como el hospital para doña Rubertina se convirtió en el campo verde y enorme de su Boyacá, donde en un viaje de treinta paginas revivió su niñez y la cantidad de maromas que tenía que hacer cuando el hambre afanaba, y es de este modo, que se cumple la labor en el Hospital, en donde por medio de un libro se llenan de magia las habitaciones y se recuerda con felicidad o nostalgia que “todo tiempo pasado, aunque difícil, fue mejor”.

¿Quién dijo Kartofel?
Blanca Strepponi, Editorial Magenta

14 septiembre 2012

Una mañana de poesía

Promotor de lectura: Neidy Torres

Hospital Universitario Mayor


Una mañana, que no puede ser como todas las mañanas, pues estando en el hospital ninguna mañana es la misma, ya que cada piso es diferente,  no solo por su estructura o el personal,  sino también por los pacientes;  pero esta mañana es diferente de todas, ya que en una de las habitaciones del sexto piso había un poeta, pero no un vago poeta, sino un poeta que se hizo con los años y que además de poeta tenía una cualidad mas, era la de ser un músico, un músico experimentado al que la educación y la experiencia lo habían formado y llevado a ser un MAESTRO, un maestro con mayúscula pues ya era muy reconocido en su academia y en el mundo del arte y no solo conocido sino respetado por su capacidad para crear y para enseñar.

Este MAESTRO es Don Alvaro , quien por medio de Silva me mostro a Rafael de Leon un poeta Español, para él, el mejor poeta y el menos conocido, con una declamación profunda que traspaso mi cuerpo y a sentir sensaciones inexplicables, ya que con un realismo y una voz efusiva mostro que sus años dedicados al arte no han pasado en vano ya que en media hora me traspaso su pasión a la poesía, la piel se me puso de tal manera ya que no se sabía quien hablaba si el poeta a través de él o el mismo.

Una mañana, que no puede ser como todas las mañanas, pues estando en el hospital ninguna mañana es la misma, ya que cada piso es diferente,  no solo por su estructura o el personal,  sino también por los pacientes;  pero esta mañana es diferente de todas, ya que en una de las habitaciones del sexto piso había un poeta, pero no un vago poeta, sino un poeta que se hizo con los años y que además de poeta tenía una cualidad mas, era la de ser un músico, un músico experimentado al que la educación y la experiencia lo habían formado y llevado a ser un MAESTRO, un maestro con mayúscula pues ya era muy reconocido en su academia y en el mundo del arte y no solo conocido sino respetado por su capacidad para crear y para enseñar. 


Además de mostrar su amor y adoración a ese “ángel que camina” y que incesantemente lo acompaña, su esposa. Esta mañana además de recibir una gran lección de poesía recibí una lección de vida y dedicación, de mostrar que somos lo que hacemos, pero lo que hacemos con pasión y obviamente les regalare la poesía que declamo aquella mañana lo que no les puedo regalar es la vos, la pasión, los movimientos y la calidez humana que me transmitió Don Alvaro quien ya sentía que los años lo estaban amarrando y lo estaban alejando de su gran pasión, pero sin más rodeo para ustedes 

PENA Y ALEGRÍA DEL AMOR

Mira cómo se me pone 
la piel cuando te recuerdo.
Por la garganta me sube 
un río de sangre fresco 
de la herida que atraviesa 
de parte a parte mi cuerpo. 
Tengo clavos en las manos 
y cuchillos en los dedos 
y en mi sien una corona 
hecha de alfileres negros.
Mira cómo se me pone 
la piel cada vez que me acuerdo 
que soy un hombre casado 
y sin embargo, te quiero.
Entre tu casa y mi casa 
hay un muro de silencio, 
de ortigas y de chumberas, 
de cal, de arena, de viento, 
de madreselvas oscuras 
y de vidrios en acecho. 
Un muro para que nunca 
lo pueda saltar el pueblo 
que anda rondando la llave 
que guarda nuestro secreto. 
¡Y yo sé bien que me quieres! 
¡Y tú sabes que te quiero! 
Y lo sabemos los dos 
y nadie puede saberlo.
¡Ay, pena, penita, pena 
de nuestro amor en silencio! 
¡Ay, qué alegría, alegría, 
quererte como te quiero!
Cuando por la noche a solas 
me quedo con tu recuerdo 
derribaría la pared 
que separa nuestro sueño, 
rompería con mis manos 
de tu cancela los hierros, 
con tal de verme a tu vera, 
tormento de mis tormentos, 
y te estaría besando 
hasta quitarte el aliento. 
Y luego, qué se me daba 
quedarme en tus brazos muerto.
¡Ay, qué alegría y qué pena 
quererte como te quiero!
Nuestro amor es agonía, 
luto, angustia, llanto, miedo, 
muerte, pena, sangre, vida, 
luna, rosa, sol y viento. 
Es morirse a cada paso 
y seguir viviendo luego 
con una espada de punta 
siempre pendiente del techo.
Salgo de mi casa al campo 
sólo con tu pensamiento, 
para acariciar a solas 
la tela de aquel pañuelo 
que se te cayó un domingo 
cuando venías del pueblo 
y que no te he dicho nunca, 
mi vida, que yo lo tengo. 
Y lo estrujo entre mis manos 
lo mismo que un limón nuevo, 
y miro tus iniciales 
y las repito en silencio 
para que ni el campo sepa 
lo que yo te estoy queriendo.
Ayer, en la Plaza Nueva, 
—vida, no vuelvas a hacerlo— 
te vi besar a mi niño, 
a mi niño el más pequeño, 
y cómo lo besarías 
—¡ay, Virgen de los Remedios!— 
que fue la primera vez 
que a mí me distes un beso. 
Llegué corriendo a mi casa, 
alcé mi niño del suelo 
y sin que nadie me viera, 
como un ladrón en acecho, 
en su cara de amapola 
mordió mi boca tu beso.
¡Ay, qué alegría y qué pena 
quererte como te quiero!
Mira, pase lo que pase, 
aunque se hunda el firmamento, 
aunque tu nombre y el mío 
lo pisoteen por el suelo, 
y aunque la tierra se abra 
y aun cuando lo sepa el pueblo 
y ponga nuestra bandera 
de amor a los cuatro vientos, 
sígueme queriendo así, 
tormento de mis tormentos.
¡Ay, qué alegría y qué pena 
quererte como te quiero!

Poema tomado de 

07 septiembre 2012

Reencuentros


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


El reencuentro con los pacientes hace que salga a la luz lo significativo que ha sido el programa de Leer para sanar en el tratamiento y el cuidado que brindamos en Méderi.

Este mes volví a ver a dos pacientes que han estado en el hospital. La reacción de los dos fue de intensa alegría, por que el recuerdo que tienen de Méderi está asociado con las páginas de un libro. El primer reencuentro sucedió a principios de agosto cuando visité la Unidad de Cuidados Coronarios y visité a la Sra. Gladis que en cuanto me reconoció habló de su anterior hospitalización y de lo agradecida que estaba por los libros que pudo leer en el octavo piso. Ese día, a pesar de no tener sus gafas para ver de cerca, la Sra. Gladis me pidió que le dejara en préstamo un libro con letra grande, para entretenerse.

Por otro lado, con otros pacientes se han construido relaciones fraternales cimentadas en la lectura en voz alta. Ese es el caso de don Campo Elías, paciente frecuente del octavo piso, con el que me reencontré a finales de mes. A pesar de tener un procedimiento permanente en su garganta que hace que se le dificulte un poco hablar, don Campo Elías al verme llegar, se esforzó y con una sonrisa luminosa me saludo así: “No deje para mañana lo que puede hacer hoy”.

Este inusual saludo, tiene mucho significado para nosotros dos, ya que el libro de “Refranes Populares” fue el primero que le leí a don Campo Elías antes de que le realizaran una intervención quirúrgica, un año atrás.

En estos dos casos mi corazón se divide en dos, porque por un lado me alegra mucho volver a ver y compartir con los amigos la magia de los libros. Pero por otro lado, un sentimiento de tristeza me inunda al saber que el cuerpo de cada uno es frágil y necesita de una atención especializada. 

15 agosto 2012

La huella de la memoria

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy




Los promotores de lectura visitamos desde hace unos meses la Unidad de Cuidados Coronarios del Hospital Universitario Mayor para acompañar y permitir que los pacientes y los acompañantes puedan tener un momento ameno durante la recuperación.




La sra. Dora acompañó a su mamá durante su recuperación en esta unidad y un día al escuchar la información del programa de Leer para sanar, le pareció una buena idea dejar el libro de poesía “A la rueda, rueda…” para leer mientras su mamá dormía. Cuando pasé en la tarde a recoger el libro, la sra. Dora me comentó:




 “Muchas gracias, el libro me hizo recordar las canciones de mi infancia, cuando jugaba con los niños en el patio del colegio”



Al escuchar está experiencia, me hizo pensar que la Sra. Dora vio en las paginas del libro uno de los capítulos de su  vida y sintió por un momento las risas del juego en su infancia, algo que nos suele pasar a los lectores cuando encontramos una huella de la memoria en las páginas de un libro.

"A la rueda, rueda..." Pedro Cerrillo, ilustrado por Noemí Villamuza

27 junio 2012

Palabras que animan a seguir compartiendo lecturas

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


Hoy encontré a doña Romelia, sentada y sola en la habitación. La imagen de su blanca cabellera y su mirada al vacío me conmovió. Me acerqué y me presenté. Cuando escuchó del programa de Leer para sanar aceptó con mucha felicidad la lectura en voz alta y escogió para la actividad la Biblia. 

Cuando terminamos la lectura, doña Romelia se despidió con las siguientes palabras: “Muchas gracias por leerme, ya que yo no puedo hacerlo por que soy ciega. Hace un año cuando estuve en el hospital, vino un señor y nos leyó. Por favor siga haciendo su trabajo de leerles a otros pacientes”

25 junio 2012

Una lectura corta en medio del trabajo diario


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy



El trabajo de promoción de la lectura con los pacientes causa mucho interés y curiosidad tanto en los acompañantes de los pacientes, como en los colaboradores de Méderi. Por eso, es frecuente de tanto en tanto, que en medio del pasillo algunos de los colaboradores se acerque y pregunte por el programa. 

Lo que no es usual, es que no solo pregunten por los libros, sino por la lectura en voz alta. Esto fue lo que llevó a Cristina, enfermera del ala norte del séptimo piso, a solicitar que le leyera un cuenta porque “es que usted lee muy bien”. Este elogio al trabajo que realizo con amor, hizo que invitara a Cristina y a su compañera Nancy a escuchar “El ángel del abuelo” uno de los libros álbum que tiene la colección del programa de Leer para sanar, y que despierta en los lectores muchas ideas, ya que tiene una serie de imágenes que podemos asociar con la historia contemporánea del siglo XX. 

Cuando los doctores pasaban y veían a Cristina y a Nancy disfrutar de la lectura, se acercaban y las felicitaban por hacer algo tan positivo. Al final de la rápida lectura, las dos amigas continuaron con su trabajo y algo en ellas hacía ver que algo muy importante y valioso acababa de suceder en su jornada.

El ángel del abuelo. Texto e ilustraciones de Jutta Bauer

22 junio 2012

Cuento "inspirador"

Hospital Universitario Mayor
Promotor de lectura: Andrés Monroy

El viernes le leí en voz alta un cuento de Julio Cortázar a Andrea, una de las pacientes del quinto piso, que se preparaba ese día para salir del hospital. La lectura la dejo… un poco antojada de seguir leyendo, así que se animó a leer sola el segundo tomo de los cuentos completos de Cortazar. Hacia la tarde, cuando le pregunté cómo le había ido con la lectura, me respondió con una mirada de profundidad:
“Inspirador. Muchas Gracias”

Así que comparto este cuento inspirador narrado por el propio Julio Cortázar.



Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Julio Cortázar

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. 

No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. 

Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. 

Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. 

Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

21 junio 2012

“Yo no sé leer, se me olvidó”


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


“Yo no sé leer, se me olvidó” fue la jocosa respuesta de don Carlos, yerno de la señora Bertilda, paciente de la habitación 519. La señora Betty, esposa de don Carlos se río y se ánimo a leerle a su mamá y a su esposo que es invidente desde la edad de los 20 años. 

Como frecuentemente hago le presenté a la señora Betty los diferentes contenidos de los libros, y ella se decidió por  “Un día de aventuras”, una recopilación de Beatriz Helena Robledo de adivinanzas colombianas. Cuando pasé en la tarde a recoger el libro la señora Betty me contó que la pasaron muy bien con el libro, y que Don Carlos resolvió todas las adivinanzas. 

Con lo cual todos llegamos a la misma conclusión, y es que para acceder al mundo de la literatura lo que toda persona necesita en primera instancia es tener interés por dejarse sorprender. Y eso fue lo que don Carlos nos demostró con su enorme capacidad deductiva y sus ganas de disfrutar de la lectura al lado de  su esposa y su suegra en la visita a Méderi.

13 junio 2012

" ¡Carambitas! "


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy



Cada paciente tiene una reacción personal ante la lectura. Algunos se ríen, otros se asombran, y en la mayoría de los casos expresan en palabras lo que sienten o piensan del libro.

Para la señora Gladys, paciente del sexto piso de HUM Méderi, su manera de reaccionar frente a la lectura de “Perros y Gatos” fue con la expresión “¡Carambitas!” que acompañaba con caricias a las ilustraciones de cada uno de los animales representados por Steve Jenkins con la técnica del collage. 


              
"Perros y gatos" Ilustraciones de Steve Jenkins
"Perros y gatos" Ilustraciones de Steve Jenkins




















En la lectura en voz alta que hice para la señora Gladys, pude notar la alegría tan intensa que sentía al ver a cada animal, y era casi como estar al lado de ella en una exhibición o en una feria de mascotas, y tenerlas al alcance de la mano, para deleitarse y jugar con ellas. Solamente un alma tan sensible como la de la señora Gladys tiene la maravillosa capacidad de llegar a tal forma de abstracción, y lograr dar vida al trabajo artístico de un ilustrador. 
Que afortunado fui al estar al  lado de la señora Gladys y ver está bella y personal forma de apropiación de la lectura.
 ilustración tomada del libro "Perros y gatos" , Editorial Juventud
http://www.editorialjuventud.es/3669-5.html


06 junio 2012

"Joven aún entre las verdes ramas"


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


Cuando acompañamos a los pacientes del hospital con una lectura en voz alta en el programa de Leer para sanar, los promotores de lectura estamos con los sentidos en total atención para aprender algo nuevo de cada experiencia. 

El viernes 1 de junio, conocí a don Orlando , un paciente invidente que le fascina la poesía. Durante esta visita, Don Orlando me preguntó si yo conocía el poema “joven aún entre las verdes ramas”, que era uno de los poemas que aprendió en su infancia gracias al colegio. 

Al responderle que no lo conocía le pregunté acerca de su interés por este poema, a lo que don Orlando me respondió que desde hace unos años tenía muchas ganas de volverlo a escuchar. Yo también quería escuchar este poema, del cual siempre escuchaba de niño cuando me saludaban los amigos de mi bisabuela cuando la visitaban. 

Por eso el martes siguiente cuando me encontré de nuevo con don Orlando, me hizo la pregunta de rigor “¿Consiguió el poema?”. Yo le agradecí que me recordara que tenía que buscarlo, y así lo hice cuando salí al medio día a almorzar, entré a Internet y encontré el poema que se titula “La tórtola”. Lo imprimí, regresé al hospital y se lo leí a don Orlando, que escuchaba atento con su mirada infinita, en una inmovilidad, que llegué a pensar que no estaba respirando. 

Al finalizar la lectura, una sonrisa se dibujo en el rostro de don Orlando y comentó: “Que bueno, no se me ha olvidado el poema, lo recuerdo todo”.  Luego le hablé un poco del escritor antioqueño Epifanio Mejía  autor del poema. Para terminar la visita, don Orlando me pidió que le leyera a Alfonsina Storni, y le leí un par de poemas de esta escritora argentina, que se encuentran en el libro “De todo corazón”.

imagen tomada del sitio: avesdechile.cl
La tórtola

De Epifanio Mejía (1838-1913)

Joven aún, entre las verdes ramas,  

De secas pajas fabricó su nido;
La vio la noche calentar sus huevos,
La vio la aurora acariciar sus hijos. 


Batió las alas y cruzó el espacio,
Buscó alimento en los lejanos riscos,  
Trajo de frutas la garganta llena  
Y con arrullos despertó a sus hijos. 


El cazador la contempló dichosa,
Y sin embargo, disparó su tiro:
Ella, la pobre, en agonía de muerte  
Abrió las alas y cubrió a sus hijos. 


Toda la noche pasó gimiendo
Su compañero en el laurel vecino:  
Cuando la aurora apareció en el cielo
 Bañó de perlas el hogar ya frío.

Poema tomado de:

Feliz Aniversario

Hoy es una buena oportunidad para reconocer tanto esfuerzo, interés, dedicación, y amor por lo que se hace y por los demás...es el día de reconocer que un proceso ha dado sus frutos, hoy quiero decirles que LOS FELICITO!!! de corazón este ha sido un programa hermoso,lleno de alegrías , nostalgia, aprendizaje, y muchos momentos para compartir!!! 


Dios los siga guiando por buen camino, y siga actuando en cada persona del programa, para que juntos sigan caminando, aprendiendo y disfrutando de LEER PARA SANAR!!Para que sean muchos años mas!!

25 mayo 2012

"Leer da tranquilidad"

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy 




El martes la señora Gladis se encontraba sola, a la espera de que el ángel custodio que la llevaría a un procedimiento quirúrgico. Cuando le presenté la oportunidad de disfrutar de un tiempo de lectura con el programa de Leer para sanar, me pidió la Biblia. Horas más tarde cuando pasé a recoger el libro la encontré muy tranquila y a la espera de ir a la cirugía. Cuando en entregó la Biblia me contó que se relajó mucho con la lectura.

Imagen tomada de 
www.verbodivino.org

23 mayo 2012

"Gracias, gracias"

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy

Es grato encontrar pacientes con una amplia experiencia en la lectura, gracias a su excelente educación escolar. Este es el caso de la señora Bertha, que recitó al tiempo que yo leía en voz alta la obra de Rubén Darío “Margarita”. Cuando terminamos la poesía, la señora Bertha expresa muy animada “Lee usted muy sabroso. Gracias, gracias”.

Ilustración de Monika Doppert para Margarita

Amiga voluntaria desde Montreal Canadá

Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


Hay días en los que tenemos una doble motivación al ir a trabajar. El mío fue que Diana Ramírez una de mis más queridas amigas fue como voluntaria para conocer el programa de Leer para sanar.

No veía a mi amiga Diana hacía más de un año, ya que ella vive en Montreal, Canadá, y para este reencuentro quería brindarle una experiencia inolvidable de las cosas bonitas que hacemos cada día en Colombia.

Y bueno, sin querer queriendo, todo se dio de tal forma, que cada una de los pacientes con los que compartimos un rato de lectura en voz alta, permitió generar un acercamiento y un intercambio de experiencias, en el que todos podíamos hablar de libros, cultura, cotidianidad, incluso dar concejos para educar a los nietos, ya que Diana, es psicóloga y maestra de preescolar en Montreal.

Al final de la jornada, Diana pudo vivir la experiencia de brindar afecto y compañía por medio de Leer para sanar.


17 abril 2012

Un paciente "dinosaurio"


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy 


El martes conocí en el hospital a don Jorge un gran lector, propietario de la librería "El dinosaurio" que al escuchar la oportunidad de leer cuentos durante su recuperación respondió con mucho interés “Ese es mi género”. Luego de una juiciosa selección se decidió por la “Antología de Cuentos Colombianos” y leyó al escritor bogotano Juan Gabriel Vásquez, lo cual lo dejó con muchas preguntas acerca del autor y su manera de construir historias. 

Días más tarde me encontré a don Jorge acompañado de su esposa y de su hijo, esta vez se decidieron a leer en familia “Cuentos de Humor”. La última vez que visité a Don Jorge, me pidió un libro para llevar a su diálisis, así que le di uno de los títulos del programa Libro Al Viento, para que leyera tranquilo y pudiera ocupar su tiempo en su tratamiento. 

Lo maravilloso, fue que a pesar de ser un hombre que vive en medio de centenares de libros, encontró en este nuevo título, una nueva oportunidad para descubrir otras voces y otras historias.

27 enero 2012

De China a Colombia



Hay personas que siempre piden el mismo libro, ese era el caso, de don "Miguel" un señor de aproximadamente 65 años, quien siempre preguntaba por un "libro de las costumbres de China" pero no lo tenia en mi carro portalibros.

Por lo que le recomendaba otros, a los que la primera vez me dijo no, pero luego, cuando volví, le ofrecí Lugares Fantásticos de Colombia, un viaje desde la Guajira hasta el Amazonas, guiados por Irene Vasco, el acepto hacer esto viaje, le deje el libro y al volver a la siguiente visita, le entregue de nuevo el libro, y mas tarde me lo encontré en uno de los salarios, y se sentó a mi lado, me comento que no entendía eso de que en la Guajira se mueren dos veces, leí el fragmento con el, y le explique, después me dijo , "que es un espectro?  yo creí que era un muerto" hablamos sobre eso un rato mas y leímos otras partes del libro, después de un rato, me dijo "ahorita viene mi nieta, quiero mostrarle el libro, me lo presta otro rato?"  y despidiendonos terminamos una charla, en la que viajamos por la Guajira.


20 enero 2012

Llego Antonio Nariño


Margoire Pacheco Sarmiento

Piso 8



Esa mañana iba por el piso 8, y cuando pasaba por el cuarto donde se encontraba don  "Jose" iba a seguir mi recorrido, pues se encontraba con visita de los doctores, cuando don "Jose", levantando la mano, e interrumpiendo a los doctores me llamo, y dijo "mi libro!! quede a la mitad de la vida de Antonio Nariño" le entregue e libro con mucha alegría, pues no es muy común encontrar a alguien de mas de 70 años con tanto gusto por la lectura.  


Al volver por el libro la acompañante me dijo, que se demoraba mucho pero leía, tanto así que no le puso cuidado a la visita, estaba tan entretenido, leyendo que parecía olvidar el lugar y la situación en la que estaba, eso es uno de los beneficios de leer, nos permiten transportarnos a donde queramos, sin importar donde estemos. Ese día don "Jose" se transporto a la época de Nariño desde la cama de un hospital.