De lo leve de vivir
Por: Erika Aguilar, Promotora de lectura Leer para sanar
Hace
poco en una clase hablamos de la levedad y la pesadez, unos compañeros
expusieron sobre ello. Durante la exposición, y luego de la teoría preguntaron
al grupo ¿Cómo se vería la levedad en el diario vivir?, una amiga se atrevió a
hablar de Transmilenio y del comportamiento de la gente que ante un servicio
tan malo respondían de manera peor, eran duros, egoístas, groseros y agresivos
¡Afortunada interpretación! Pensamos todos, pues a veces ejemplificar no
resulta ser tan sencillo en algunos casos. Hoy, aún con la vaga idea de la
levedad y el peso en mi cabeza, trato de acomodar esta imagen a mí que hacer
como promotora de lectura en Méderi. Quizá está no sea la mejor manera de
pensar en levedad y pesadez, seguramente hay una interpretación errada, pero
quisiera lanzarme con la idea de que posiblemente en el hospital uno rodeado de
tanto drama físico, psicológico, familiar y espiritual externo al propio, es
capaz de encontrar aquello leve, aquí donde el ambiente pesa tanto, donde la
libertad está tan limitada, puede que exista esa ligereza… ¿cómo? De muchas
formas, una de ellas está en la presencia de libros y sus lecturas que con
tanto amor realizamos los promotores, familiares y pacientes para no dejar que la
situación nos absorba.
En ocasiones uno quisiera hacer
mucho más por los pacientes y sus familias, pero el peso de la realidad tiene
sus propias leyes en el mundo y las posibilidades son deleznables, lo único que
queda a nuestro alcance es leer un libro, leer con el convencimiento de que
quienes oyen van a sonreír al final aunque sea porque sienten que hay quién los
ve como seres humanos, que anhelan que su pesada carga se aliviane un poco con
las palabras que se encuentran plasmadas en el libro donde es factible reconocer una historia en
la que podría estar cualquiera de nosotros.
La vida y vivir, es leve y pesado
a la vez, estar enfermo y ser capaz de sonreír ante un extraño con intenciones
casi absurdas pretendiendo que el paciente que se atreva a dejar que su carga
se consuele con un buen libro que le permita trasladarse en su imaginación es
levedad, pensar reconocer en la enfermedad una oportunidad para generar un lazo
con un libro y un desconocido que trabaja con total cariño por mostrar que la
vida tiene muchos matices es leve y a la vez pesado.
PAULINA
ESPINOZA SÁNCHEZ (92 años, poeta de corazón y vida)
La señora Paulina Espinoza
Sanchez, es uno de esos personajes inolvidables en la vida de cualquier
persona. Una poeta por naturaleza, sensible, por obra de la experiencia, tierna
y bella por los años que ya pesan sobre su apariencia.
San Andrés Islas
Con sus blancas playas y su arena
ardiente
Donde no hay rateron, ni aún
pordioseros
Con su lindo acuario y su Joniki
¡Oh! Playas tan lindas que yo las
recuerdo con mucha nostalgia
Y en las oscuras noches su brisa
refresca
Me siento feliz
Si las vacaciones no fueran cada
año yo estaría ahí
Esto no es un verso, es lo que yo
pienso
Que bello compañero es el silencio
Porque así escucho la voz de Dios
Y pienso que Dios se encuentra en
el silencio
Porque yo encuentro paz en el
corazón.
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