Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

21 junio 2012

“Yo no sé leer, se me olvidó”


Hospital Universitario Mayor

Promotor de lectura: Andrés Monroy


“Yo no sé leer, se me olvidó” fue la jocosa respuesta de don Carlos, yerno de la señora Bertilda, paciente de la habitación 519. La señora Betty, esposa de don Carlos se río y se ánimo a leerle a su mamá y a su esposo que es invidente desde la edad de los 20 años. 

Como frecuentemente hago le presenté a la señora Betty los diferentes contenidos de los libros, y ella se decidió por  “Un día de aventuras”, una recopilación de Beatriz Helena Robledo de adivinanzas colombianas. Cuando pasé en la tarde a recoger el libro la señora Betty me contó que la pasaron muy bien con el libro, y que Don Carlos resolvió todas las adivinanzas. 

Con lo cual todos llegamos a la misma conclusión, y es que para acceder al mundo de la literatura lo que toda persona necesita en primera instancia es tener interés por dejarse sorprender. Y eso fue lo que don Carlos nos demostró con su enorme capacidad deductiva y sus ganas de disfrutar de la lectura al lado de  su esposa y su suegra en la visita a Méderi.

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